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PRIMER ACTO

Argentina, Capital Federal, son las 23 y pico. Un alemán con Pablo, su amigo argentino, sentados en una mesa llena de restos de carne, una botella de Coca media llena y una de Fernet casi vacía

PABLO: Por lo menos, sabés hacer asado.

YO: Aprendí de los mejores.

PABLO: ¡Del mejor de todos!

YO: Si no hubieran caído los choris, hubiera sido un asado perfecto.

PABLO: ¿Dejaste caer nuestros choris sagrados?

YO: Sí. Obvio.

PABLO: Y no dijiste nada. Ni una sola palabra.

YO: Claro que no, boludo!

PABLO: Re bien. Así está correcto. Cada asador argentino tiene sus secretos.

Grill

YO: Escúchame, voy a extrañar tantas cosas. Miles. Millones.

PABLO: ¿Cuántos días te quedan?

YO: Tres, la puta madre. Tres días después de tres años y medio en la Argentina.

PABLO: Y después Uruguay.

YO: Pero antes de mudarme estaré por un mes en Alemania.

PABLO: Es aburrido Alemania pero no tanto como Uruguay.

YO: Cállate la boca, hijo de puta.

PABLO: Es chico Uruguay.

YO: Muy chiquitito.

PABLO: En realidad, no es un país verdadero sino …

YO: … una provincia argentina.

PABLO: ¡No se lo digas a los uruguayos!

YO: Ni en pedo. Pero es verdad.

PABLO: (reparte el resto del Fernet en dos vasos y le pone Coca) ¡Claro que es verdad! Boludo, pero lo más importante es (errupta fuerte)

YO: Decime.

PABLO: Usá oraciones simples. Y hablá despacio con los uruguayos.

YO: Yo …

PABLO: Eso de oraciones simples, no te cuesta mucho.

YO: … lo sé.

PABLO: ¿Terminamos por hoy?

YO: Sí, tengo que laburar muchísimo mañana, atornillando manijas de puertas y armarios.

PABLO: ¿Son muchos?

YO: Obvio. Y las que no están flojas ya se cayeron.

PABLO: Te ayudo. Sé hacerlo.

YO: ¿Lo aprendiste?

PABLO: Como lo dije, sé hacerlo.

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SEGUNDO ACTO

El otro día. Un departamento casi vacío. Muchas herramientas. Una caja llena de tornillos. Suena el teléfono.

YO: ¿Cómo estás, capo?

MARC KOCH: ¿Me podés traer carne? ¿La mejor carne del planeta? ¡Dios mío!, como la extraña en Alemania. Ya no aguanto más al cerdo y pollo de mierda.

Babybeef

YO: Te pongo en voz alta.

MARC KOCH: Y también vino tinto, por favor. Estoy medio sentimental.

Wein

PABLO: Uuuuuuuuh, el otro alemán. ¿Qué tal, flaco?

MARC KOCH: ¿Pablo?

PABLO: En persona. ¿Qué hacés?

MARC KOCH: Hola querido, ¿todo bien?

PABLO: Estamos laburando. Entonces: no.

MARC KOCH: Noooooooo, cuatro manos izquierdas.

YO: Oooooooh, estos argentinos. Lo que pasa es, estamos recorrierendo la casa con el destornillador para ajustar las manijas. Imagínate, en todos lados hay diferentes tornillos, metidos de cualquier manera, la puta que los parió. Viendo este quilombo, mi viejo se volvería loco.

MARC KOCH: Cuéntame algunas novedades, gordo. Todo eso lo conozco bien de mi casa porteña cuando vivía allá. Siempre usé tornillos un poquito más grandes y les puse  pegamento termofusible en la punta.

YO: Este método es bastante complicado para los argentinos.

PABLO: (grita) ¡Un martillo tiene el mismo efecto! (martillea)

MARC KOCH: ¡Para, para, para! Va a salir por el otro lado el tornillo.

YO: No pasa nada.

PABLO: Encontramos un esmalte de su mujer que tiene casi el mismo color como las puertas y los armarios. Cheee alemán, tenemos que seguir laburando.

tattoo 1

MARC KOCH: Pablo, decime: ¿Te gusta el tatuaje de nuestro amigo?

PABLO: ¡Me encanta!

MARC KOCH: Yo tendría miedo de que se caiga o baile algún día en mi pecho.

PABLO: Sos un cuatro de copas. Un amigo mío lo hizo.

MARC KOCH: Por eso.

PABLO: Este tipo es Gardel con guitarra eléctrica.

MARC KOCH: (se pone un casco del obrero y agarra su tablilla con sujetapapeles) Me quedo un poco con ustedes. ¡No me corten, amigos! (grita) Mi corazón, ¿sabes dónde está mi pistola cargada con pegamento termofusible?

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TERCER ACTO

En la puerta

PABLO: (pulsa el botón del ascensor) Lo hicimos muy bien, no cierto?

YO: Sin dudas. Todo vuelve a estar en el estado originario.

PABLO: Decime la verdad, qué piensas de los argentinos?

YO: En realidad no puedo decir nada mal de ustedes. Son buena gente. Disfruté muchas cosas argentinas: los brazos abiertos, el cariño, los abrazos y besos, la franqueza. Y todos aman a los niños, también en los momentos cuando te estén rompiendo las bolas. Fue un placer vivir acá.

PABLO: Cheee, déjate de joder. Se queja siempre un argentino auténtico, eh, sobre todo de otros argentinos, y vos has querido ser más argentino que cualquier argentino.

YO: Bueno, la humildad no es algo muy argen …

PABLO: … pero no tenemos razones para ser humildes.

YO: Encima son chamuyeros, y cada cuatro palabra de ustedes es re tramposa.

PABLO: Cada segunda.

YO: La auto ironía argentina es de la máxima calidad.

PABLO: Comparto.

YO: Te digo cómo me hinchabas mucho las pelotas. Siempre cuando vos …

PABLO: … ay, lo siento, me tengo que ir. Dale, dame un abrazo. (le da un beso) Te quiero muchísimo, hermano. ¡Cuídate! (se va)

-FIN-