Posts Tagged ‘Fernet’

La última función: la comedia del adios

von CHRISTOPH WESEMANN

♦♦♦♦♦

PRIMER ACTO

Argentina, Capital Federal, son las 23 y pico. Un alemán con Pablo, su amigo argentino, sentados en una mesa llena de restos de carne, una botella de Coca media llena y una de Fernet casi vacía

PABLO: Por lo menos, sabés hacer asado.

YO: Aprendí de los mejores.

PABLO: ¡Del mejor de todos!

YO: Si no hubieran caído los choris, hubiera sido un asado perfecto.

PABLO: ¿Dejaste caer nuestros choris sagrados?

YO: Sí. Obvio.

PABLO: Y no dijiste nada. Ni una sola palabra.

YO: Claro que no, boludo!

PABLO: Re bien. Así está correcto. Cada asador argentino tiene sus secretos.

Grill

YO: Escúchame, voy a extrañar tantas cosas. Miles. Millones.

PABLO: ¿Cuántos días te quedan?

YO: Tres, la puta madre. Tres días después de tres años y medio en la Argentina.

PABLO: Y después Uruguay.

YO: Pero antes de mudarme estaré por un mes en Alemania.

PABLO: Es aburrido Alemania pero no tanto como Uruguay.

YO: Cállate la boca, hijo de puta.

PABLO: Es chico Uruguay.

YO: Muy chiquitito.

PABLO: En realidad, no es un país verdadero sino …

YO: … una provincia argentina.

PABLO: ¡No se lo digas a los uruguayos!

YO: Ni en pedo. Pero es verdad.

PABLO: (reparte el resto del Fernet en dos vasos y le pone Coca) ¡Claro que es verdad! Boludo, pero lo más importante es (errupta fuerte)

YO: Decime.

PABLO: Usá oraciones simples. Y hablá despacio con los uruguayos.

YO: Yo …

PABLO: Eso de oraciones simples, no te cuesta mucho.

YO: … lo sé.

PABLO: ¿Terminamos por hoy?

YO: Sí, tengo que laburar muchísimo mañana, atornillando manijas de puertas y armarios.

PABLO: ¿Son muchos?

YO: Obvio. Y las que no están flojas ya se cayeron.

PABLO: Te ayudo. Sé hacerlo.

YO: ¿Lo aprendiste?

PABLO: Como lo dije, sé hacerlo.

♦♦♦♦♦

SEGUNDO ACTO

El otro día. Un departamento casi vacío. Muchas herramientas. Una caja llena de tornillos. Suena el teléfono.

YO: ¿Cómo estás, capo?

MARC KOCH: ¿Me podés traer carne? ¿La mejor carne del planeta? ¡Dios mío!, como la extraña en Alemania. Ya no aguanto más al cerdo y pollo de mierda.

Babybeef

YO: Te pongo en voz alta.

MARC KOCH: Y también vino tinto, por favor. Estoy medio sentimental.

Wein

PABLO: Uuuuuuuuh, el otro alemán. ¿Qué tal, flaco?

MARC KOCH: ¿Pablo?

PABLO: En persona. ¿Qué hacés?

MARC KOCH: Hola querido, ¿todo bien?

PABLO: Estamos laburando. Entonces: no.

MARC KOCH: Noooooooo, cuatro manos izquierdas.

YO: Oooooooh, estos argentinos. Lo que pasa es, estamos recorrierendo la casa con el destornillador para ajustar las manijas. Imagínate, en todos lados hay diferentes tornillos, metidos de cualquier manera, la puta que los parió. Viendo este quilombo, mi viejo se volvería loco.

MARC KOCH: Cuéntame algunas novedades, gordo. Todo eso lo conozco bien de mi casa porteña cuando vivía allá. Siempre usé tornillos un poquito más grandes y les puse  pegamento termofusible en la punta.

YO: Este método es bastante complicado para los argentinos.

PABLO: (grita) ¡Un martillo tiene el mismo efecto! (martillea)

MARC KOCH: ¡Para, para, para! Va a salir por el otro lado el tornillo.

YO: No pasa nada.

PABLO: Encontramos un esmalte de su mujer que tiene casi el mismo color como las puertas y los armarios. Cheee alemán, tenemos que seguir laburando.

tattoo 1

MARC KOCH: Pablo, decime: ¿Te gusta el tatuaje de nuestro amigo?

PABLO: ¡Me encanta!

MARC KOCH: Yo tendría miedo de que se caiga o baile algún día en mi pecho.

PABLO: Sos un cuatro de copas. Un amigo mío lo hizo.

MARC KOCH: Por eso.

PABLO: Este tipo es Gardel con guitarra eléctrica.

MARC KOCH: (se pone un casco del obrero y agarra su tablilla con sujetapapeles) Me quedo un poco con ustedes. ¡No me corten, amigos! (grita) Mi corazón, ¿sabes dónde está mi pistola cargada con pegamento termofusible?

♦♦♦♦♦

TERCER ACTO

En la puerta

PABLO: (pulsa el botón del ascensor) Lo hicimos muy bien, no cierto?

YO: Sin dudas. Todo vuelve a estar en el estado originario.

PABLO: Decime la verdad, qué piensas de los argentinos?

YO: En realidad no puedo decir nada mal de ustedes. Son buena gente. Disfruté muchas cosas argentinas: los brazos abiertos, el cariño, los abrazos y besos, la franqueza. Y todos aman a los niños, también en los momentos cuando te estén rompiendo las bolas. Fue un placer vivir acá.

PABLO: Cheee, déjate de joder. Se queja siempre un argentino auténtico, eh, sobre todo de otros argentinos, y vos has querido ser más argentino que cualquier argentino.

YO: Bueno, la humildad no es algo muy argen …

PABLO: … pero no tenemos razones para ser humildes.

YO: Encima son chamuyeros, y cada cuatro palabra de ustedes es re tramposa.

PABLO: Cada segunda.

YO: La auto ironía argentina es de la máxima calidad.

PABLO: Comparto.

YO: Te digo cómo me hinchabas mucho las pelotas. Siempre cuando vos …

PABLO: … ay, lo siento, me tengo que ir. Dale, dame un abrazo. (le da un beso) Te quiero muchísimo, hermano. ¡Cuídate! (se va)

-FIN-

Letzte Vorstellung: Die Abschiedskomödie von Buenos Aires

von CHRISTOPH WESEMANN

♦♦♦♦♦

ERSTE SZENE

Buenos Aires. Später Abend. Ein Deutscher und sein argentinischer Freund an einem Tisch, Fleischreste auf den Tellern, eine halb volle Colaflasche, eine fast leere Flasche Fernet1.

PABLO. Grillen kannst du inzwischen ganz anständig. Wenigstens das.

ICH. Ich habe von den Besten gelernt.

PABLO. Dem Allerbesten!

ICH. Die Gäste waren begeistert, oder? Wenn nicht die Würstchen auf dem Boden gelandet wären, wäre es perfekt gewesen, mein asado2.

PABLO. Du hast nicht unsere heiligen choris fallen lassen!

ICH. Doch.

PABLO. Und nichts gesagt. Nicht ein Wort.

ICH. Nein.

PABLO. Re bien3. So gehört sich das. Jeder gute argentinische asador4 hat seine Geheimnisse.

Grill

ICH. Ich werde so viel vermissen. Ich darf gar nicht dran denken.

PABLO. Wie lange hast du noch?

ICH. Drei Tage. Nach dreieinhalb Jahren.

PABLO. Und dann ab nach Uruguay.

ICH. Aber vorher bin ich einen Monat in Deutschland.

PABLO. Deutschland ist langweilig. Aber Uruguay erst.

ICH. Schnauze!

PABLO. Uruguay ist halt klein. Im Grunde ist Uruguay gar kein echtes Land, sondern mehr …

ICH. … eine argentinische Provinz.

PABLO. Sag das bloß nicht in Uruguay!

ICH. Aber es stimmt doch.

PABLO. (verteilt den Rest des Fernet, gibt Cola hinzu) Natürlich stimmt es! Boludo5, das Wichtigste aber ist … (rülpst laut)

ICH. Ja?

PABLO. Bilde einfache Sätze, und sprich langsam mit den Uruguayern.

ICH. Ich äh …

PABLO. Das mit den einfachen Sätzen fällt dir ja nicht schwer.

ICH. … weiß.

PABLO. Schluss für heute?

ICH. Gern. Ich habe morgen allerhand zu tun. Ich muss die Griffe an Türen und Schränken nachziehen.

PABLO. Sind’s viele?

ICH. Ja. Und alles, was nicht wackelt, ist schon abgefallen.

PABLO. Ich helfe dir. Ich kann das.

ICH. Echt? Du hast das gelernt?

PABLO. Wie gesagt, ich kann das.

♦♦♦♦♦

ZWEITE SZENE

Eine fast leere Wohnung. Handwerkergeräusche und Stöhnen. Viel Werkzeug. Eine Kiste voller Schrauben. Das Telefon klingelt.

ICH. Viejo6, was gibt’s?

MARC KOCH. Kannst du mir Fleisch mitbringen? Das gute argentinische Rindfleisch? So einen hübschen Klumpen? Oh, wie ich das hier vermisse in Deutschland! Ich kann kein Schwein und kein Hähnchen mehr sehen.

Babybeef

ICH. Ich stelle dich mal laut.

MARC KOCH. Und ein Fläschchen Rotwein vielleicht auch? Aus sentimentalen Gründen.

Wein

PABLO. Ach, der andere Deutsche. Wie geht’s, flaco7?

MARC KOCH. Pablo?

PABLO. Höchstpersönlich!

MARC KOCH. Grüß dich. Alles gut?

PABLO. Wir schuften. Also: nein.

MARC KOCH. Oh je, vier linke Hände.

ICH. Ich sag dir: diese Argentinier. Wir gehen gerade mit dem Schraubenzieher durch die Bude. Türgriffe. Schrankgriffe. Überall unterschiedliche Schrauben. Irgendwie reingewuchtet. Mein Vater würde durchdrehen.

MARC KOCH. Kenn ich von meiner alten Hütte in Buenos Aires. Ich hab immer Schrauben genommen, die eine Nummer zu groß waren. Und dann vorn ’nen Spritzer Sekundenkleber drauf getan.

ICH. Ist viel zu ausgefeilt für Argentinier, diese Methode.

PABLO. (brüllt) Ein Hammer tut’s auch. (hämmert)

MARC KOCH. Halt! Dann kommt die Schraube auf der anderen Seite wieder raus.

ICH. Na und.

PABLO. Wir haben Nagellack gefunden, und der hat fast den Farbton der Türen und Schränke.

tattoo 1

MARC KOCH. Pablo, sag mal, wie findest du das Tattoo unseres Freundes?

PABLO. Spitzending!

MARC KOCH. Ich hätte ja Angst, dass es irgendwann einfach abfällt. Oder auf der Brust wackelt.

PABLO. Das hat ein Freund von mir gemacht!

MARC KOCH. Eben.

PABLO. Der Typ ist Gardel mit E-Gitarre.8

MARC KOCH. Diese Sprüche fehlen mir auch.

PABLO. Also, wir müssen, alemán.

MARC KOCH. (setzt sich einen gelben Bauarbeiterhelm auf, greift das Klemmbrett, notiert etwas) Ich bleib noch ein bisschen dran. Drückt mich ja nicht weg, Freunde! Das dient eurer eigenen Sicherheit. (nimmt das Telefon vom Ohr, ruft) Schatz, weißt du, wo meine Heißklebepistole ist?

♦♦♦♦♦

DRITTE SZENE

Stunden später. An der Wohnungstür

PABLO. (drückt den Fahrstuhlknopf) Das haben wir gut hinbekommen, nicht wahr?

ICH. Aber ja. Ist doch alles wieder im ursprünglichen Zustand.

PABLO. Jetzt mal ehrlich, ganz unter uns: Was hältst du von uns Argentiniern?

ICH. Ich kann eigentlich nur Gutes sagen. Ihr seid wunderbar. Eure offenen Armen. Eure Herzenswärme, diese Umarmungen und Wangenküsse. Eure direkte Art. Eure Liebe zu kleinen Kindern, die noch wächst, wenn sie ausrasten und herumlärmen, weil ihr nicht anders könnt, als sie zu vergöttern. Es war ein Traum, hier zu leben.

PABLO. Schön und gut. Aber ein echter Argentinier hat immer etwas zu meckern, vor allem über andere Argentinier, und du hast ja immer argentinischer sein wollen als jeder Argentinier.

ICH. Also, Bescheidenheit ist nicht so eure …

PABLO. … wir haben ja auch keinen Grund, bescheiden zu sein.

ICH. Ihr quatscht auch sehr viel, und man darf euch nur jedes dritte Wort glauben.

PABLO. Jedes vierte.

ICH. Euer Witz ist Weltklasse.

PABLO. Seh ich genauso.

ICH. Aber was mich an euch und speziell an dir, mein lieber Pablo, wirklich immer genervt hat, das war …

PABLO. … ich muss los. Lass dich umarmen. (gibt einen Wangenkuss) Pass auf dich auf, hermano9. Ich liebe dich. (geht ab)

VORHANG

  1. Fernet mit Cola: ein argentinisches Kultgetränk []
  2. Grillfest []
  3. Richtig gut []
  4. Die Person, die grillt []
  5. Depp, Schwachkopf; klassische argentinische Anrede unter Freunden []
  6. Alter; Anrede unter Freunden in Argentinien []
  7. Dünner; typische Anrede in Argentinien []
  8. größtmögliches Lob in Argentinien; Carlos Gardel ist der ewige Tangoheld des Landes []
  9. Bruder []

Ein Herzensargentinier im Exil (3): Auferstanden in Ruinen und der Kakerlake zugewandt

von HERRN T. (GASTBEITRAG)

Herr T. hat ein Jahr in Buenos Aires gelebt. Der Leser des Argentinischen Tagebuchs kennt ihn vor allem als nervenstarken Reisebegleiter nach Chile und Bolivien. Im September 2014 kehrte er nach Deutschland zurück. Nun ist er wieder da.

♦♦♦♦♦

Ich war vorbereitet. Ich habe in Uni-Seminaren Mate getrunken, die weiß-himmelblaue Fahne geschwenkt. Ich habe Freunde mit meinem Argentinienwissen genervt und mit Lionel Messi gelitten, als dieser die Niederlage gegen Deutschland hinnehmen musste. Ich war auf alles vorbereitet. Nur nicht auf die Hitze. 36 Grad knallen vom Himmel, als ich aus ebendiesem auf argentinischem Grund lande. Ich bin zurück. Schwitzend, schmelzend, sterbend – und doch glücklich.

Wieder durch die Häuserblöcke von Buenos Aires zu fahren, weckt Erinnerungen. Ein Jahr hatte ich hier gelebt und mich an die verrückten und auch liebenswürdigen Argentinier gewöhnt. Nun bin ich zurück und glaube, mich an jede einzelne Straßenecke erinnern zu können. Wie in einem Film, an den man sich vage erinnert. Ich komme in Recoleta unter, dem argentinischen Paris. Qué elegancia la de Francia. Ich erkunde die Stadt, schlendere über den Friedhof von Recoleta, auf dem auch die gefeierte Schutzheilige Eva Perón begraben liegt, und flaniere die Avenidas entlang bis zum Kongress und Präsidentenpalast.

Friedhof Recoleta

Friedhof Recoleta

Evita

Evitas Grab

Meine Liebe zum argentinischen Wein lebt wieder auf, und auch das traditionelle Asado ist noch so lecker, wie ich es in Erinnerung habe. Hier bin ich Mensch, hier darf ich’s sein. Es verwundert viele, vor allem Argentinier selbst, dass ich mir vorstellen könnte, hier zu leben. Cheeee, dir gefällt’s bei uns? Du nimmst mich auf den Arm! So mancher lernt ja nach Englisch noch eine zweite Fremdsprache hinterher, um nach Europa auswandern zu können.

Buenos Aires

Blick auf die Avenida Corrientes

Buenos Aires 2

Das Microcentro von Buenos Aires

Ich erinnere mich an so viele Kleinigkeiten. Die Collectivos, buntbemalte Linienbusse, die mit exzessivem Gebrauch der Hupe und des Gaspedals mit den Taxis um die Herrschaft auf den Straßen kämpfen. Taxifahrer, die sofort wissen wollen, wo man denn herkomme, was man hier mache – aber vor allem: dein Fußballklub, eh? Geldwechsler, die von jeder Ecke der beliebtesten Einkaufsstraße »Cambio« rufen – in einer Monotonie, als hätten sie nur dieses eine Wort gelernt. Unebene Fußwege, die regelmäßig von verlassenen Baustellen unterbrochen werden und auf denen einem die Kondenswassertröpfchen der Klimaanlagen in den Nacken fallen. Der Fernet (ja, Opas Magenbitter), der mit Cola und Eis gemischt wird, um sich dem Nachtleben ein wenig sorgloser zu widmen. Fahrstühle aus der Mitte des letzten Jahrhunderts, die erst funktionieren, wenn beide Türen manuell zugezogen sind. Dazu Stromausfälle, Kakerlaken und Demonstrationen. Nicht, dass das unmittelbar in einem Zusammenhang stehen würde. Habe ich doch in einem Restaurant gleich zwei Kakerlaken in fünf Minuten am Tisch begrüßt, die der Kellner auf Nachfrage schwer gelangweilt und recht träge mit einem Taschentuch eliminierte. Ein echter Argentinier stört sich doch an so was nicht! Und mir gelingt es natürlich auch, damit umzugehen, jedenfalls besuche ich das Restaurant sogar noch zwei weitere Male.

Demonstration am Kongress, dem Nationalparlament

Kurz vor meiner Ankunft wurde der Staatsanwalt Alberto Nisman tot aufgefunden. Niemand kann sicher sagen, was genau passiert ist, doch glauben alle, es zu wissen: Die Präsidentin habe ihn ermorden lassen. Dass ein Volk mehrheitlich davon überzeugt ist, dass die eigene Regierung zu Auftragsmorden fähig ist, wirft nicht nur eine Frage über Demokratie und Justiz auf. Jedenfalls spürt man diese Unruhe deutlich − und egal, ob es nun Mord oder Selbstmord war: Der Fall wird das Land noch über Jahrzehnte hinweg spalten.

Mein Land.


Argentinische Helden

Diego Maradona, gezeichnet von Danü (c)

Themen

Suchen

Suchbegriff eingeben und «Enter»


Musik: Somos de acá

Steckbrief

Wir sind schnell.
Wir sind Wortmetze. Wir haben einen profunden geistes-
wissenschaftlichen Hintergrund. Wir sind böse, sexy und klug. Wir können saufen wie die Kutscher, haben Kant gelesen und nicht verstanden, aber das merkt keiner, und schlafen nie.


2012 von Christoph Wesemann in Buenos Aires gegründet. Derzeit im Exil. (Berlin)